lunes, 26 de noviembre de 2012

lluvia de noviembre


Esa noche las gotas de agua caían una sobre otra sobre el cemento, como tienta sobre el papel, se hundían perfectas y se ramificaban en cuanto tocaban el suelo, era un milagro ver como la gota anterior, se desvanecía y era opacada por una nueva, esa noche pensé que no tenia 18, que estaba mas cerca de mis 28, y que seguía siendo una niña que se deslumbraba con la lluvia.
Cuando va a parar, cuando voy a crecer, que me hace pensar que soy mejor, si ahora soy como esa gota extendida, sin vida ni esplendor. Que me queda mas que la ironía de escribir cuando estoy devastada y no feliz, no puedo escribir cuando amo, y en cambio cuando se hace presente este sentimiento de dolor, tan antiquísimo en mi las letras empiezan a formarse y enfilarse en mi cabeza, y digo enfilarse cuando debería decir afilarse, se arraigan a mis venas, corren habilidosas hasta mis dedos , estos se extienden y yo de nuevo con esta muerte corporal paradójicamente siento que otra vez puedo volver a respirar.